jueves, 25 de diciembre de 2008

La historia de Sansón comenzó cuando el ángel de Jehová se apareció a la esposa estéril de un israelita llamado Manóah y le informó que tendría un hijo. “No debe venir navaja sobre su cabeza —le advirtió el ángel—, porque nazareo de Dios es lo que el niño llegará a ser desde que salga del vientre; y él es quien llevará la delantera en salvar a Israel de la mano de los filisteos.” (Jueces 13:2-5.) Antes siquiera de que Sansón fuera concebido, Jehová había determinado que desempeñaría una tarea concreta. Desde el momento de su nacimiento tendría que ser nazareo, alguien separado para una clase especial de servicio sagrado.

La forma en que actuó el espíritu santo en el caso de Sansón fue excepcional porque las circunstancias también lo fueron. Los siervos fieles de hoy pueden confiar en que ese mismo espíritu también los fortalecerá. Jesús
garantizó a sus seguidores que Jehová dará “espíritu santo a los que le piden” (Lucas 11:13).

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