jueves, 23 de abril de 2009

Cuando peca un cristiano dedicado


Jehová comprende que somos débiles y que podemos caer en el pecado incluso después del bautismo. El apóstol Juan escribió a los cristianos de su día: “Les escribo estas cosas para que no cometan un pecado. Y no obstante, si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo. Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. (1 Juan 2:1, 2.) En efecto, sobre la base del sacrificio de Jesús, Jehová perdonará a los cristianos bautizados que caigan en el pecado, siempre y cuando se arrepientan de verdad y abandonen su mal proceder.

Jehová perdonó a David, arrepentido, su asesinato y adulterio, y perdonó a Manasés, también arrepentido, su idolatría inmoral y su mucho derramamiento de sangre. (2 Samuel 12:9, 13; 2 Crónicas 33:2-6, 10-13.) Podemos estar verdaderamente agradecidos de que él esté dispuesto a perdonarnos a nosotros también si nos arrepentimos y nos acercamos a él con sinceridad y humildad. Ahora bien, aunque Jehová perdonó a David y Manasés, estos dos hombres, y todo Israel, tuvieron que sufrir las consecuencias de sus pecados. (2 Samuel 12:11, 12; Jeremías 15:3-5.) Del mismo modo, aun cuando Jehová perdona a los pecadores que se arrepienten, tal vez haya consecuencias de sus acciones que estos no puedan eludir.